Generadas Iniciativas de Desarrollo Económico Local y Participación Comunitaria con Enfoque de Género en 11 Comunidades del Distrito de Mapai, Mozambique

SOBERANÍA ALIMENTARIA
Área de Cooperación Internacional para el Desarrollo y los Derechos Humanos

El proyecto tenía como objetivo contribuir a que la población del Distrito de Mapai participase en su desarrollo económico, social, cultural y político. Para ello se trabajó en fortalecer la capacidad productiva de las asociaciones campesinas, mejorar la organización del campesinado, fomentar la participación de la población en los espacios locales de toma de decisiones, así como impulsar la equidad de género en las comunidades de intervención. El socio local fue la Unión Nacional de Campesinos (UNAC), un movimiento nacional de familias campesinas que trabaja por la participación activa de las mismas en el proceso de desarrollo de Mozambique. Su misión es luchar por un mayor papel del campesinado en la construcción de una sociedad más justa, próspera y solidaria. El proyecto, ejecutado durante el período de junio 2018 a diciembre 2019, ha contado con financiamiento de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID).

En el ámbito productivo se ha fortalecido la capacidad de producción de las asociaciones bajo un modelo sostenible. Para ello se contrataron dos técnicos agropecuarios que dieron asistencia técnica permanente a las asociaciones en modelos de producción agroecológica: labranza mínima, rotación de cultivos, abonado, uso de biopesticidas para combatir plagas y enfermedades en los cultivos y de fertilizantes orgánicos, rotación de cultivos, producción de semillas autóctonas resistentes a la sequía, técnicas de mitigación y adaptación al cambio climático, etc. También se adquirieron diversas semillas y herramientas agrícolas, así como tuberías y accesorios que complementasen las capacidades de riego instaladas en las asociaciones. Éstas han conseguido diversificar y aumentar su producción agrícola. La conservación y el procesamiento de la producción agrícola han contribuido no solo a maximizar el aprovechamiento de la producción sino a mejorar los niveles nutricionales de las familias a través de preparación de diversidades de platos enriquecidos. La comercialización se ha visto fortalecida con la creación de comités de comercialización a lo interno de cada asociación, así como por el apoyo prestado por un vehículo con remolque para el transporte de la producción

               

En cuanto a la organización del campesinado, se ha llevado a cabo un proceso intenso de trabajo para revitalizar el movimiento campesino en el territorio que ha afectado a toda la estructura del mismo, tanto en el funcionamiento interno como en la articulación con el resto. Para ello fue fundamental haber realizado un diagnóstico situacional por parte del equipo técnico, pues se detectaron las carencias y posibles potencialidades. Como uno de los principales logros se puede señalar el fortalecimiento de las dinámicas internas de las asociaciones, llevando a cabo tareas colectivas para el trabajo en el huerto colectivo, realización de reuniones periódicas para la organización de las tareas y planificación de las actividades, aumento del pago de las cuotas por parte de los miembros, establecimiento de diversos grupos (gestión, producción y comercialización). Tras las capacitaciones en asociativismo, la gran mayoría de las asociaciones han realizado asambleas legislativas para renovar cargos y adecuar su estructura, pues desde su constitución rara vez habían modificado nada y venían funcionando con lo mínimo en sus órganos de dirección (presidencia, vicepresidencia y secretaría).

               

Por otro lado, se verifica una mejor articulación de las asociaciones gracias al fortalecimiento de las dos Uniones de Zona en las que se insertan (Unión de Zona de Chissapa y Unión de Zona de Chicumbane). Además, el Núcleo Distrital de Campesinos de Mapai (NDCM) ha pasado a ser una Unión Distrital, celebrando una asamblea constitutiva a finales del proyecto que ha dado lugar a la Unión Distrital de Campesinos de Mapai (UDCM), máximo nivel organizativo del campesinado en el territorio y garantía de la defensa de sus intereses. Para proporcionar un reconocimiento legal se ha procedido con la legalización de las asociaciones que no lo estaban, así como con las Uniones de Zona y la propia UDCM.

Respecto a la participación comunitaria en el desarrollo local, el trabajo consistió principalmente en realizar una serie de capacitaciones con el objetivo de que la población conociese la organización y funcionamiento de los principales espacios para la toma de decisiones respecto al desarrollo del territorio, así como para la gestión de los recursos comunitarios. Con ello se pretendía concienciar a las personas sobre su derecho al territorio y la necesidad de participar de manera activa en los mismos. Esta participación ha sido fortalecida también por medio de la revitalización de las estructuras existentes en algunas comunidades, tales como los comités de gestión comunitaria y comités de gestión de recursos naturales, creados tiempo atrás por otras instituciones pero sin su debido acompañamiento. Se ha creado una red de agentes de incidencia política, miembros de las asociaciones, que impulsan en trabajo de seguimiento de la sociedad civil organizada a los acuerdos adoptados en los espacios de toma de decisiones, principalmente los consejos consultivos.

               

En lo que respecta al impulso de la equidad de género, se llevó a cabo un proceso de trabajo intenso con las comunidades para hacer visible que la situación de injusticia en que se encuentra la mujer respecto al hombre está oculta en la cotidianeidad y, por tanto, ausente en el debate y la reflexión colectiva que permita cuestionarla. En primer lugar se formó a hombres y mujeres sobre conceptos básicos de género, utilizando metodologías que permitían exponer de manera natural los problemas y posteriormente provocar una reflexión acerca del mismo. También se capacitó sobre la legislación existente en materia de violencia contra las mujeres, una realidad muy frecuente en la vida de las comunidades. A raíz de estas formaciones se crearon dos comisiones de género, una por Unión de Zona, que establecieron un plan de trabajo para el 2020. Se ha hecho visible la situación de desigualdad de las mujeres en relación a los hombres, identificando las causas de esa desigualdad y admitiendo la existencia de estructuras y valores patriarcales, que por un lado garantizan la subordinación de las mujeres y, por otra, la legitiman. En resumen, se han cuestionado las bases de la discriminación y los modelos de dominación, dejando patente que la igualdad de género no es un problema de las mujeres sino una cuestión de derechos humanos y un desafío en lo que respecta a la sociedad mozambiqueña. No obstante, aún es necesario seguir incidiendo de manera más continuada y persistente en el tiempo, pues son muchas las resistencias y limitaciones que son necesarias superar, tratando de logrando una articulación real y efectiva con los Servicios Distritales de Salud, Mujer y Acción Social (SDSMAS) para fortalecer y afianzar los logros conseguidos.